martes, 10 de diciembre de 2013

[...]

Hoy no tengo nada claro.
Hace mucho que no usaba el blog para esto, ¿sabes? Para desahogarme de las cosas que me corroen. Pero me rompieron algo dentro e insistieron en ponerlo en su lugar de nuevo, y ahora las piezas no encajan y lo único que tengo es frío.
Frío, y ausencia, y la sensación de echar de menos. De no existir.
Si sus ojos no me hubieran atravesado como lo hicieron...
Las dos personas que más me importan en este mundo. Y yo no era nada. Yo no estaba allí. Y por no estar creí estar muerta. Curioso, ¿verdad? Dice mucho de mí. Viene a significar que sin ellos realmente no quiero estar viva. No estar viva. Si ellos no pueden verme... ¿qué me queda?
"Naciste en un mundo en el que no tienes cabida destinada a un mundo en el que no tienes cabida".
¿Qué significan esas palabras? ¿De dónde vienen? ¿Por qué no cesaba de repetirlas entre lágrimas?
...
¿Qué demonios soy ahora?
Era tantas cosas. Una deshonra y un insulto y un desafío a todo lo digno. Luego una rebelde, insolente, una inútil. Luego una esperanza.
He sido un fantasma.
¿Qué soy ahora?
Las preguntas no tienen respuesta. Nunca la tuvieron, en realidad. Pero las preguntas no lo saben, y por eso siguen viniendo.
¿Por qué nací? ¿Por qué se me condenó a esta existencia? ¿Cómo es posible que pueda ser feliz pese a todo?
A veces... a veces me sorprendo de lo bello que es el mundo. De lo hermosa que es la vida. De lo inmensamente fácil que es ser feliz.
A veces... a veces me pregunto por qué he elegido volver al camino al que no estoy destinada. No tengo derecho. No tengo derecho.
¿Por qué? ¿Solo porque él me lo pidió? ¿O realmente deseaba hacerlo?
No soy nada. No soy nadie. No tengo derecho a estas palabras, a esa fuerza, a esos recuerdos, a esos sueños. No tengo derecho a soñar esos sueños.
Pero por Dios que voy a soñarlos.
Al fin y al cabo... al fin y al cabo, yo nunca he tenido miedo.